Lo sagrado y la salud

Mayuki Sonobe

 

Poetry leads to the same place as all forms of eroticism - to the blending and fusion
of separate objects. It leads us to eternity, it leads us to death, and through death to
continuity. Poetry is eternity; the sun matched with the sea.


[From George Bataille's "Eroticism", translated by Mary Dalwood (London & New York:
Marion Boyars, 1962 [1957])]

               

¿Cómo es que por la cerámica de Nóriko Pon andan tantos fantasmas y espíritus oscuros? Quizas ella se asusta facilmente, puesto que habiendo creciedo en Hokkaido, el lugar donde su cerámica comenzó, Pon esta ya lista para lo preternatural. A lo mejor por eso, le es normal sentirse atraida a lo desconocido y lo extraordinario.

La otra influencia formativa de Nóriko Pon fue su iniciación a la arte de cerámica por el horno Miyano del maestro Moto Kato. Las obras en cuales el horno Miyano se especializa – murales y monumentos de cerámica, diseñados para completar la arquitectura y ambientes naturales – se producen colaborativamente, a contraste del más tradicional método de aprendizaje que mantienen los otros hornos situados en esta area famosa por la cerámica. Debida a esta influencia, Pon piensa firmemente que las obras que le encargan hacer tienen que formar una expresión de la sociedad y los miembros que la producen, en vez de ser el resulto de una técnica o método de ceramica en particular. Por esto, la motivación que Pon siente le separa de la mayoría de los ceramistas modernos – un sentido de separación hecho aún más concreto por sus encuentros con México.

La cerámica moderna del Japón demuestra una transformación de algo que, originalmente una industría cuyos goles eran primeramente la funcionaliadad y el comercio, ahora existe como una forma de arte sí propria. Este desarrollamiento del ceramista como un ser artista e individual corresponde al deseo similar de nuestro siglo por la libertad individual. Desde este punto en adelante la cerámica japonesa empezó a diversificarse, cada ceramista produciendo obras que expresan estas nuevas ideas de "el ser propio", "el simismo", "la individualidad", y  "libertad". Pero en esto, Pon y sus obras se disntiguen de la mayoría de los ceramistas modernos. No se pueden definir como creaciones procedientes de una expresion basada en el individualismo y el simismo. En vez, las creaciones de Pon, provocadas por fantasmas y espíritus preternaturales, brotan de repente como algo que ella no puede parar – o mejor dicho, que no se le permite parar. Sus obras concuerdan con un temor reverencial a lo no entendido, pero, en vez de emitir luz, se sienten rodeadas por la sombra de la muerte.

Ahora día se suele hablar de la salud. Viendo los problemas económicos y la complejidad de nuestra sociedad moderna, nos parece imposible poder encontrar un punto de ser central. Hasta los presuntos avanzamientos tecnológicos no nos permiten ver un futuro positivo y alegre. Por entre todo esto, entonces, empieza a aparecer un deseo por el regreso a la naturaleza y reunirnos con ella. Y este deseo aparece también en la cerámica. Pero, la muerte también forma parte de la vida. La vida y la muerte son conceptos entrelazados, y cualquier expresión artística que ignora esto no es arte vera. Igualmente, nuestra preocupación por la salud se enfoca solamente en lo agradable de la vida, ignorando por completo cualquier cosa que tenga que ver con la muerte.

Para Pon, la salud es algo que, como el viento que envian los abuelos mixtequeños o la protección de los dioses xapotecas, proviene de esos dioses, espíritus, y fantasmas que habitan en la naturaleza mexicana. Estas creencias espirituales, igualmente como las de las gentes indigenas del Japon como los áinu, tienen un doble propósito. Por una parte, nos mandan dolores, miedos y destrucción, pero por otra parte nos ofrecen plenitud y bendición.

El intermediario entre el hombre y estos dioses y espíritus es el shamán. Pon es tal shamana, y sus obras nos comunican con el mundo de los espíritus.

Las obras de Pon no pretenden agradar. Por ejemplo, cualquier que vea sus figuras de animales no hablará con efusión de lo lindos que son. Igualmente, Taro Okamoto escribe en "El Arte de Hoy Día", que el gran arte no trata de contentarnos sino incitarnos e inquietarnos. Por seguro, al ver como Pon representa el "infierno de los espíritos", los "duendes malos", los "diablos", el "pantano y la oscuridad" (títulos de sus obras) nos sentimos perplejos y amenazados. Pero si, a pesar de esto, le mantenemos dando a sus obras nuestra atención y le llegamos a entender su intención, en medio de esta tensión tambien se presentará una poderosa sensasión de alegría. Y eso, de veras, es el poder curativo del arte.

Mirandolo por otra modo, ¿es qué la expresión del individuo y la libertad de expresión son realidades transcendentales? La cerámica moderna parece definirse por estos dos criterios. En cual manera soy diferente de los demás – esto parece ser la condición para la individualidad. Pero, en esta sociedad del consumismo en cual vivimos, el deseo incesante para ser llamados "diferente" se convierte meramente a una reacción a los demás, y las obras que resultan de esto son solamente un símbolo sin cualquier significado intrinsico. A lo mejor por esto la salud ha aparecido como tema de nuestros tiempos. La gente busca certeza, tanto en las cosas que les rodean como en su propia existencia. Pero para lograr esto lo que se necesita es dirigir nuestra atención hacia esos misterios que se esconden dentro de nuestra vida y cuales sostienen a nuestra sociedad.

Como nuestro shamana espiritual, Nóriko Pon nos sopla a nosotros aquí en el Japón un viento mixteca que procede de México, y que sin duda nos otorga una nueva esperanze y vitalidad.

(Ciudad de Ebetsu, Centro Artístico de Cerámica)

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